A la Luz de las enseñanzas Cabalísticas XI: Cómo Descubrir al Maestro Interior

Descripción

Conferencia Cabalística online

11ª Charla: A la luz de las Enseñanzas Cabalísticas: Cómo descubrir al maestro interior. Febrero 2015

Una nueva cita online para seguir con las tertulias cabalísticas del Maestro Interior en la Interpretación Esotérica de los Evangelios de Kabaleb. Nos encontraremos en la sala virtual el viernes 27 de Febrero a las 18:00 hora española, sesión que podréis seguir en directo en la sala virtual o más tarde en diferido.

 

Para acceder a la sala el día de la conferencia sólo tienes que hacer click en la imagen

¡¡Entrada libre!!

Acceso a la sala

https://meet90388341.adobeconnect.com/sala-de-conferencias/

 

A la Luz de las enseñanzas Cabalísticas:  Cómo Descubrir al Maestro Interior1

 

KabalebUna de las obras cumbres que mi padre, Kabaleb, escribió fruto de una absoluta inspiración es la Interpretación Esotérica de los Evangelios. Un tratado que analiza a lo largo de 50 lecciones las enseñanzas del profeta Jesucristo, según cuatro de sus principales discípulos, Mateos, Marcos, Lucas y Juan.

 

Kabaleb, más allá del exoterismo propio de las enseñanzas religiosas, nos dice que estas Sagradas Escrituras se dirigen al hombre del Tercer Milenio, al hombre de ese mundo nuevo y fraternal que ha de levantarse sobre los escombros de esta civilización que termina. Cristo es la puerta que conduce a al Tercer Milenio. Su vida nos marcó las pautas por las que cada uno de nosotros tenemos de pasar para alcanzar ese esplendoroso Reino. Las enseñanzas esotéricas nos dicen que el Designio Divino tarda mil años en constituir la semilla; tarda otros mil en arraigar sus raíces en la tierra humana, y en los mil años siguientes, la planta aparece al exterior. Estamos en este tiempo en el cual las semillas del Amor y de la Fraternidad universal tienen que brotar y salir al exterior. En el Tercer Milenio el Amor tiene que ser una fuerza que emana al exterior, que se proclama por los tejados, no mediante vanas palabras, sino con gestos, con actitudes.

 

Estas lecciones que mi Padre empezó a difundir en los años 80 mediante fascículos sueltos entre los estudiantes de su Escuela en Barcelona, encontramos descritos no la figura histórica de Cristo, sino su sentido mítico. Cristo es una fuerza que actúa en el interior de todos nosotros. Su Sabiduría nos dice que cada hombre contiene en sí mismo toda la organización cósmica; cada hombre está en posesión de la Verdad, y que es inútil que la busque fuera, porque está dentro. Sus palabras excluyen a jerarquías o gurús porque cada ser es un dios en potencia y, por consiguiente, lleva al maestro, incorporado. Con Cristo empezó la auténtica representación en la tierra de la Obra Humana, pero hasta ahora, el hombre se ha dedicado a preparar el escenario de la función sin ser totalmente el protagonista, desde dentro y con toda su conciencia. Ahora es el momento de emerger.

 

(1) Interpretación esotérica de los evangelios, ed. Arkano Books

 

 

Para acceder a la sala el día de la conferencia sólo tienes que hacer click en la imagen

¡¡Entrada libre!!

Acceso a la sala

https://meet90388341.adobeconnect.com/sala-de-conferencias/

Programa

CÓMO DESCUBRIR AL MAESTRO INTERIOR,   CAPÍTULO / LECCIÓN 6

 

Al final de este texto, el que seguiremos durante la conferencia, encontraréis un fichero en formato pdf por si queréis descargarlo.

 

El Sermón de la Montaña (III)

 

15.- «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de corderos, pero que por dentro son lobos devoradores».

 

Cristo exhorta así a sus discípulos a no caer bajo el dominio de los sembradores de confusión, de los que aparentan una cosa y son otra totalmente distinta. En épocas de gran confusión como la que estamos viviendo, los lobos disfrazados de corderos son muchos. Todo «profeta» que, por su acción personal o por medio de su «escuela» atenta contra algunas de las normas dadas por Cristo en su sermón, es un falso profeta. Todo el que «devora» la personalidad de sus seguidores es un falso profeta. Todo el que convierte a sus seguidores en vendedores ambulantes en beneficio de la «obra» es el lobo devorador y no el cordero anunciado. Todo el que ofrece estrategias técnicas que han de traer la felicidad, la disminución de las tensiones, el éxito en la vida, es un falso profeta, porque todas esas disposiciones resultan de un estado de ser que puede ser alcanzado, ciertamente, a través de la meditación, pero jamás ser el fruto de una técnica tan infalible como el proceso industrial que transforma un pedazo de hierro en un tornillo.

 

 

16.- «Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso las uvas se recogen en los espinos o los higos crecen en los abrojos? Todo árbol bueno da buenos frutos y todo árbol malo da frutos malos. Un buen árbol no puede dar malos frutos ni un mal árbol darlos buenos. Todo árbol que no da frutos es cortado y arrojado al fuego. Así pues, por sus frutos los reconoceréis».

 

Hemos visto en estas enseñanzas que las leyes naturales se manifiestan en cuatro etapas para llevar a la plenitud todas las cosas. La primera es aquella en que las semillas son preparadas para su plantación. Todas las semillas se parecen y sólo los expertos pueden identificarlas sin temor a equivocarse. En la segunda etapa, las semillas son plantadas en la tierra, desaparecen en ella como si no existieran y mal podríamos reconocerlas si no las vemos. En la tercera etapa aparece la planta y ya por sus hojas, por sus flores, puede reconocerse la especie a que pertenece, pero se necesita cierto discernimiento para ello. En la cuarta etapa es cuando aparece el fruto y es entonces cuando no hay lugar a dudas respecto a la identidad de la planta, y hasta un niño de muy pocos años identifica lo que son peras y lo que son manzanas.

 

También en el dominio humano esas cuatro etapas se manifiestan y hay un tiempo de las flores y un tiempo de los frutos. En lo que se refiere a las enseñanzas espirituales puede decirse que cada etapa tiene un año natural de duración, por cuanto en un año todos los signos del Zodiaco han «trabajado» en la obra. Resultará así que en el cuarto año las enseñanzas recibidas deben dar sus frutos en el discípulo y éste se encuentra en condiciones de juzgar sí esos frutos son dulces o son amargos. Si el discípulo abandona una enseñanza antes de su cuarto año, no habrá llegado al periodo de los frutos y, por consiguiente, se tratará de una experiencia abortada, que no habrá aportado suficientes elementos de juicio para pronunciarse sobre ella.

 

Cristo exhorta pues a sus discípulos a ir hasta el final de una experiencia determinada y juzgar por los resultados obtenidos con ella. No se trata, precisémoslo, de obtener «viajes astrales», sino de mover los resortes de la personalidad para que ésta funcione de acuerdo con las normas enunciadas por Cristo en ese sermón y por la dinámica que iría desarrollando a lo largo de su ministerio.

 

Puede ocurrir también que el árbol no dé frutos y Cristo nos dice que cuando esto sucede, es arrojado al fuego. O sea, si al cabo de cuatro años de haber iniciado una experiencia espiritual vuestra vida sigue siendo la misma, si el aspecto que ofrece vuestro árbol es el de verdor, característico del periodo de florecimiento de la hoja y no aparece en él el colorido que da al árbol el fruto que cuelga de sus ramas, podéis arrojar la enseñanza al fuego purificador, es decir, diluirla en el ardor de un nuevo designio, portador de una nueva esperanza. Hay enseñanzas meramente culturales, que satisfacen la curiosidad sobre ciertos aspectos misteriosos de la existencia. Tales enseñanzas aportarán al alma que busca un saber enciclopédico. Así, pues, cómo cambian los árboles de apariencia en el periodo de los frutos, así vuestra vida debe cambiar cuando una enseñanza iniciática ha penetrado en ella.

 

 

17.- «Los que me dicen: ¡Señor, Señor!, no todos entrarán en el Reino de los cielos, sino sólo aquellos que hacen la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en ese día: Señor, Señor, ¿acaso no hemos profetizado en tu Nombre? ¿No hemos arrojado los demonios en tu Nombre? ¿No hemos hecho nuestros milagros en tu Nombre? Entonces yo les diré abiertamente: Jamás os conocí, retiraos de mí, vosotros que cometéis iniquidad».

 

Cristo se dirige en esos términos a los que usurpan su Nombre para manifestar su identidad de cristianos. Cuando una virtud necesita ser demostrada, es que no es tal virtud, o por lo menos no ha llegado a su estado de madurez final.    Jesús no reconoce como suyos ni a los profetas, ni a los curanderos -los que arrojan los demonios-, ni a los milagreros. Sin embargo, curar a los enfermos será lo primero que haga Jesús y, por consiguiente, lo primero que deben hacer sus discípulos. ¿Cómo debemos entender la enseñanza contenida en ese punto?

 

Veamos primero lo relacionado con los profetas. Los profetas conocieron su esplendor en el Antiguo Testamento. Las más bellas páginas de la Biblia han sido escritas por ellos, anunciando las miserias y el esplendor del alma humana en su despliegue hacia la espiritualidad. El anuncio de lo que viene es de gran utilidad mientras se está en el camino y, ciertamente, ningún automovilista se quejará de encontrar en las carreteras señales indicadoras de las curvas, las eses, los peligros de derrumbamientos, las recomendaciones de velocidad, etc. Mientras nos encontramos peregrinando hacia el Reino, el profeta, el que puede orientarnos de algún modo sobre lo que nos espera, es de gran utilidad, pero en cuanto hemos llegado a los dominios del Padre, el profeta ya no tiene razón de ser: se convierte en un personaje anacrónico, en un representante del pasado, porque hemos alcanzado la meta y ya no hay más camino por delante.

 

Esto no significa que nuestra vida vaya a ser una página en blanco, sino todo lo contrario. Pero una nueva vida habrá empezado para nosotros y en ella expresaremos la voluntad del Padre; es decir, esa voluntad guiará nuestros resortes humanos hacia los puntos en que nuestra acción pueda ser útil. Podemos prestar ayuda e iluminar el camino para que los que lo necesitan puedan ver las acechanzas, pero no vaticinarles lo que les va a ocurrir ni indicarles cómo sortear los peligros, porque son ellos mismos quienes han de tomar conciencia de las particularidades de su camino y maniobrar adecuadamente.

 

Por consiguiente, el discípulo no debe ir en busca del profeta, no debe buscar que «le adivinen el porvenir», ni que le digan lo que tiene que hacer en una situación determinada, sino, por el contrario, buscar la luz del conocimiento y con esa luz absorbida, interiorizada en él, resolver sus problemas humanos.

 

Añadamos, sin embargo, que el profeta, el anunciador de lo que viene, el indicador de los accidentes del camino, tiene su utilidad para los que se encuentran en «la noche oscura», como diría San Juan de la Cruz, pero el profeta no es una figura cristiana, y no debe engañarse a sí mismo, porque si cree ser lo que no es, se encontrará un día desagradablemente sorprendido, cuando Cristo, dentro de él, clame: «Yo jamás te conocí».

 

El cristianismo no ha tenido profetas, y es por error por lo que han podido ser considerados así personalidades o entidades espirituales como San Malaquías, el Padre Pío, la Virgen de Fátima, Nostradamus u otros, todos los cuales han tenido el denominador común de anunciar guerras y catástrofes, sucesos que son ajenos por completo al Reino del Padre y que, por consiguiente, no pueden ser anunciados por una entidad, humana o divina, que proceda de él. Son los Luciferianos quienes se encargan de la administración de las guerras, las catástrofes y los castigos, y quienes los proclaman son sus portavoces en la tierra, vestidos a veces con los ropajes de la divinidad.

 

 

18.- Los que arrojan los demonios del cuerpo, los taumaturgos, los exorcistas, los curanderos, tampoco son figuras cristianas y ello por una razón bien sencilla: quienes han alcanzado el Reino, no necesitan de ninguna magia para curar los cuerpos o restablecer el orden en las psiques. Basta su presencia para que esto suceda de una forma natural, sin llamar la atención. La curación se efectúa anónimamente, sin toque de trompetas. El curandero que hace gala de sus poderes, con consultorio abierto, o que se proclama como instrumento de Dios, es una figura perteneciente al antiguo orden, como el profeta. Tiene su utilidad social, como la tiene el profeta, pero no es un fruto del huerto del Padre y aunque a través de él sean muchos los que recuperen la salud, cuando se presente ante la divinidad para decirle que él ha actuado en su nombre, escuchará la misma respuesta: «Yo jamás te conocí». En la próxima lección, dedicada a las curaciones, ampliaremos este tema, tocado ahora incidentalmente.

 

 

19.- Nos queda por considerar al autor de milagros. Jesús tomó la firme resolución de no utilizar las leyes activas en su mundo, en el curso de su ministerio humano, sometiéndose voluntariamente a las leyes de la Tierra. Como hizo él hemos de hacerlo nosotros.

 

¿Qué es lo que puede entenderse con la palabra milagro?. Puede llamarse así toda alteración de los procesos naturales de desarrollo de cualquier producto. En el mundo del deseo, donde la dimensión tiempo no existe, una semilla puede convertirse en fruto en un instante, pero en el mundo físico tendrá que pasar por los cuatro periodos descritos. No se puede alterar ese orden natural porque el objetivo de la vida no es el de conseguir resultados rápidos y espectaculares, sino el de realizar las experiencias que corresponden a cada etapa. El que sirve en bandeja un fruto que no ha sido elaborado por el individuo que ha de consumirlo, lo ha frustrado de las experiencias que habría obtenido en la elaboración de ese fruto.

 

Esto nos lleva a la conclusión de que todo sistema político elitista, según el cual los más eficientes se encargan de resolver los problemas de los menos eficaces, es un sistema erróneo, ya que no permite a las personas vivir plenamente las etapas que les permitirían encontrar las soluciones, que se les ofrecen por arte de milagro.

 

Hoy vivimos en una sociedad que «padece» una serie de inventos que no comprende. ¿Quién comprende los mecanismos en virtud de los cuales las imágenes aparecen en el televisor o por qué artificio la voz acude al aparato de teléfono?. Vivimos rodeados de objetos que son para nosotros milagrosos, es decir, que producen unos efectos que no podemos explicarnos. Por ello el autor medieval de milagros ha desaparecido, reemplazado por el científico que produce los milagros a escala técnica.

 

El milagro permite gozar de algo que no es el fruto de la propia experiencia y como el goce es el polo opuesto del dolor, ese goce de algo que no se ha elaborado, ha de conducirnos a ese dolor que se va acumulando en el otro polo y que un día u otro caerá como una plaga sobre la sociedad.

 

El milagro técnico no es distinto del milagro anímico, del que se realiza con las fuerzas mentales, trátese de hipnosis, lavado de cerebro, acción tranquilizadora artificial, etc. Toda alteración de la realidad mediante una intervención extra-natural es ajena al proceder del cristianismo y quienes la producen, aún animados de las mejores intenciones, se oirán decir: «Yo no te conozco, aléjate de mí».

 

 

20.- «Es por ello que quien entiende estas palabras y las ponga en práctica, se asemejará a un hombre prudente que ha construido su casa sobre la roca. La lluvia ha caído, los torrentes han venido, los vientos han soplado, precipitándose sobre la casa y ésta ha resistido porque tenía sus fundamentos en la roca. Pero el que entiende esas palabras y no las pone en práctica, es semejante al insensato que ha edificado su casa sobre la arena. La lluvia ha venido, los torrentes se han precipitado, los vientos han soplado y cayendo sobre la casa la han derribado y grande ha sido su ruina».

 

Es así como Jesús terminó su trascendente discurso, exhortando a sus discípulos a construir su morada humana sobre tierra firme y no sobre bases arenosas, fácilmente destruibles por las aguas de los sentimientos móviles o por los vientos de las ideas extremadas.

 

En ese sermón el discípulo ha de encontrar la roca sobre la que edificar su morada humana. El que es capaz de vivir en profundidad esos principios ha llegado ciertamente a la tierra de la seguridad y ni los sentimientos pasajeros ni el pensamiento humano desatado podrán moverlo. Encontrar esa roca ha de ser nuestro objetivo. Examinemos nuestra conducta y veamos cada día, en el momento de acostarnos, cuál de esos principios hemos transgredido. Seamos sinceros y vigilantes en ese examen, ya que la dinámica natural de nuestra conducta esconde, más que revela, la fuerza que la ha generado. Observemos nuestros gestos en lo pequeño y sepamos en ellos adivinar lo grande que ocultan.

 

 

21.- La arena es lo cambiante, lo que se mueve bajo los efectos de la lluvia y del viento. En la vida social, son las modas, las corrientes de opinión de la época. Si adoptamos como principios lo que está bien visto por la sociedad, lo que resulta halagador o, al revés, nuestros principios se basan en la singularización, queriendo de algún modo chocar, asombrar al prójimo, estaremos expuestos a los vaivenes de los elementos y no podremos establecer una entidad espiritual firme, no podremos edificar esa mítica morada que permita a la divinidad residir en nosotros.

 

Buscar la roca, ésa puede ser la síntesis de nuestro objetivo después de haber escuchado el sermón; buscar esta tierra humana que nos ofrezca un cobijo seguir ante las tempestades del alma. Si en nuestro peregrinaje hemos llegado a esa roca, aunque los avatares de nuestro destino nos vapuleen, la casa edificada en ella resistirá.

 

En cambio, buscar la ilustración espiritual sin mover el comportamiento, sin implantar en nosotros los postulados del sermón, equivale a edificar en las arenas movedizas.

 

 

22.- Añade el Apóstol (Mateo VII, 28-29) que al terminar Jesús sus discursos, la multitud quedó admirada de su doctrina, ya que enseñaba como teniendo autoridad y no como sus escribas.

 

La multitud a que se refiere el apóstol es el mundo, ya que el sermón fue pronunciado ante sus discípulos y nadie más, La humanidad quedaría admirada de su doctrina, ya que ese sermón es una perfecta síntesis de la enseñanza cristiana y la vida de Jesús sería una ilustración práctica de cada una de sus afirmaciones,

 

Todos los postulados del Sermón de la Montaña están basados en la fe y en el amor y no en la ley, como sucedía en la antigua religión de Jehová. El hombre cristiano se alza por encima de la ley y responde con el amor al mal que recibe. Por ello ya no necesita ni jueces, ni abogados, ni guardias, ni brazos armados de la ley. Si hoy, en el mundo en que vivimos, son los militares, los guardias, los jueces y abogados quienes imperan, es porque el mundo todavía vive bajo el imperio de la antigua ley. Cuando la humanidad viva según los postulados del Sermón de la Montaña, no será necesario que la ley tenga servidores estipulados, porque cada individuo será un guardián de la ley y la sobrepasará con su conducta, haciendo su observación innecesaria.

 

La conquista del reino del amor no es una empresa colectiva; no es un reino que pueda instaurarse por decreto, y bien hemos visto que cuando un determinado régimen político se autodenomina católico o cristiano, su pretendido cristianismo es sólo un barniz y ninguno de los postulados del sermón tiene vigor. La conquista del reino del amor es una epopeya individual, se entra en él uno por uno, a medida que el individuo va renunciando a todas las «ventajas» que le ofrecen las leyes humanas y prefiere ser víctima antes que verdugo, amando a sus semejantes con amor paternal.

 

Para conseguir que esto se cumpla dentro de nosotros, nos es preciso renacer, volver a ser niños, como tantas veces diría Jesús en el curso de su ministerio, porque sobre las leyes antiguas no podemos superponer las nuevas normas.

 

El amor exige de nosotros un cambio total y ninguno de los valores antiguos sirve para establecerse y progresar en el Reino. Después de haber comprendido el funcionamiento del cosmos y de haber adquirido un conocimiento profundo de los resortes que mueven nuestra personalidad, debemos abandonar la torre de la ciudadela material y fulminarla con los rayos del amor, para poder renacer en el Reino del Padre.

Más información

A: JAUME.VINYALS@TELEFONICA.NET

Más info también en nuestro formulario de contacto

 

 

Para acceder a la sala el día de la conferencia sólo tienes que hacer click en la imagen

¡¡Entrada libre!!

Acceso a la sala

https://meet90388341.adobeconnect.com/sala-de-conferencias/